Un camino, un vuelo, un estar y un partir con el sueño y los ensueños.
El asombro y el insomnio siempre en la mochila.
El vuelo de alas transparentes, el canto de aves exóticas
“Para qué hojas si tengo vuelos” constituye la relación de una íntima vivencia interior a partir de una profunda hurganza en torno a las peripecias del camino andado. Entre el ir y el venir de cada día, se asoma el atajo hacia la casa donde la autora encuentra el alma niña de sus sueños… En este desandar el surco, acontece la descripción de cada alegría, cada pena, adviento, amor… La memoria añosa rinde cuentas de cada pormenor, revoloteo, anhelo, desvarío… Hojas, alas, no cuentan sino los vuelos ciertos o soñados… De nido en nido, de vuelo en vuelo, de turbio en turbio, sol a sol, el ave-poeta testimonia sauces, plumas, soplos, segura de que la vida a veces es una fiesta… Mientras tanto el sol despereza su sueño y cual gaviota picotea los restos de so antes de la noche.
Beatriz Martinelli, definitivamente fortalece su altar poético, en aras de un promisorio porvenir. Enhorabuena.
Nací en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Licenciada en Artes Visuales con orientación grabado.
Profesora en Artes Visuales especialidad pintura y grabado superior. Poeta
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“Para qué hojas si tengo vuelos” constituye la relación de una íntima vivencia interior a partir de una profunda hurganza en torno a las peripecias del camino andado. Entre el ir y el venir de cada día, se asoma el atajo hacia la casa donde la autora encuentra el alma niña de sus sueños… En este desandar el surco, acontece la descripción de cada alegría, cada pena, adviento, amor… La memoria añosa rinde cuentas de cada pormenor, revoloteo, anhelo, desvarío… Hojas, alas, no cuentan sino los vuelos ciertos o soñados… De nido en nido, de vuelo en vuelo, de turbio en turbio, sol a sol, el ave-poeta testimonia sauces, plumas, soplos, segura de que la vida a veces es una fiesta…
Mientras tanto el sol despereza su sueño y cual gaviota picotea los restos de so antes de la noche.
Beatriz Martinelli, definitivamente fortalece su altar poético, en aras de un promisorio porvenir. Enhorabuena.
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